dijous, 25 d’abril del 2013

POSA'T LES PILES!!





DEDICA UN MATÍ AL MES  A MILLORAR 

LA TEVA SALUT  EN BONA COMPANYIA!!
Fa temps vas fer un curs de Reiki i... 


 No practiques mai perquè t'has oblidat de com es fa!

No trobes mai el moment perquè sempre tens molta feina!



 DIMARTS 11 DE JUNY
A LA SALA E DE LA FABRICA DE VACARISSES
DE LES 10 FINS A LES 12
PRACTICA REIKI!
Preu  5 euros amb sorpresa!!!!
confirmar l'assistència, places limitades

659 949 515
Si saps d'alguna persona que pot estar interessada
Fes difusió!!
T'ESPEREM

Aquesta proposta va dedicada a totes les persones iniciades en  Reiki  qualsevol que sigui el nivell i escola, que vulguin gaudir dels beneficis de la practica.

Programa de la sessió 

10.00 Meditació gassho
10.30 Practica de Reiki tractament 
      complert, repàs de les posicions i    
      tractament per parelles. 
11.30 SORPRESA


Durant la sessió s'atendran els possibles dubtes dels assistents.


Si estas interessat/da en la proposta però aquests horari no et va bé  consulta'm 

Teràpies energètiques, hores concertades via email ferrermas10@gmail.com o per telefon 659 949 515 Rosa

dijous, 4 d’abril del 2013

Bebida milagrosa y natural






Si tu objetivo es tener una excelente salud y un cuerpo lleno de vitalidad... Toma nota:

Esta bebida milagrosa ha existido desde hace mucho tiempo ya que, originalmente los médicos naturistas de China la recomendaban a los enfermos.

La conocemos gracias al Sr. Seto, quien no es una celebridad pública, es un hombre normal como vos y yo, que comprobó los resultados de ella puesto que se curó de su enfermedad.

El Sr. Seto, que tenia Cáncer al pulmón, comenta que esta bebida se la recomendó a él un famoso herbolario de China.

El la tomó diligentemente durante 3 meses y ahora su salud se restablece asombrosamente, tanto es así, que por eso quiso hacerlo público para dar a conocer las maravillas de una alimentación sana.

Es un alimento al alcance de todos con un costo ínfimo (pequeñísimo). Y es por eso que este Señor Seto quiere llamar la atención de quienes padecen algún cáncer o cualquier otra enfermedad con esta bebida milagrosa, que protege el cuerpo del Cáncer y otras enfermedades), para que se sanen.

Esta bebida milagrosa, según él, “frena” el desarrollo de las células cancerígenas.

¿De qué está hecha?...

La fórmula es muy simple, usted necesita solamente:

1 raíz de remolacha.
2 zanahorias.
1 manzana.



Es todo lo que se combina para hacer el jugo.

Instrucciones: 

Lave todo lo anterior, haga el corte con la piel, en pequeños trozos pequeños, póngalos en la licuadora, o bien ponga los ingredientes en un extractor de jugos, mezcle y de inmediato beba el jugo.



Si quiere, puede agregarle un poco de lima o limón, para darle un sabor más refrescante.

¿Cuándo beberlo?... 

En las primeras horas de la mañana con el estómago vacío. Después de una hora es recomendable DESAYUNAR.



Para conseguir resultados rápidos
Tome la bebida 2 veces al día:
Un vaso por la mañana y otro antes de las 5 de la tarde.

Por favor, asegúrese de tomarse la bebida inmediatamente después de haber licuado los ingredientes. ¡NUNCA se arrepentirá! 



Este milagro de alimentación natural será efectivo para las siguientes enfermedades:

01) Para prevenir el Cáncer de las células por desarrollar. Y Refrenar que células de cáncer crezcan. 

02) Para prevenir enfermedades:

a) Del hígado.

b) Del riñón.

c) Del Páncreas.

d) La úlcera también.


03) Para fortalecer los pulmones y prevenir un ataque cardíaco y la presión arterial alta.

04) Para fortalecer el Sistema Inmunológico.

05) Es bueno para:

a) La vista.

b) Eliminar ojos rojos y cansados ó resequedad en los ojos.


06) Para ayudar a eliminar el dolor de:

a) Entrenamiento físico.

b) Dolor muscular.


07) Para Desintoxicar.


a) Ayuda a regular la flora intestinal.

b) Eliminar el estreñimiento. (Por lo tanto, hará que la piel se vea sana y radiante).

c) Ayuda en el problema de acné.


08) Para mejorar y eliminar:


a) El mal aliento debido a la indigestión.

b) La infección en la garganta.

09) Para disminuir el dolor menstrual.

10) Para ayudar a quitar la fiebre del heno.


No hay absolutamente ningún efecto secundario. Y es de alto valor nutritivo.

Muy eficaz si necesita perder peso. Usted se dará cuenta qué su sistema inmunológico mejoró, (debido a la manzana), después de seguir la rutina por unas 2 semanas.

POR FAVOR: HAGA CONOCER ESTA MAGNIFICA RECETA ENTRE SU FAMILIA Y AMIGOS...

Informació de bloghotpoint

Teràpies energètiques, hores concertades via email ferrermas10@gmail.com 
o per telefon 659 949 515 Rosa Ferrer  www.rcreat.com 

dimarts, 4 de desembre del 2012

El agua de mar se puede beber




“El agua del mar se puede beber y además es un excelente nutriente, un antibiótico natural que puede curarnos del 90% de las enfermedades y un elemento básico para luchar contra el hambre en el mundo”. Puede parecer una afirmación descabellada pero quizá lo descabellado sea que la humanidad viva de espaldas a un elemento tan beneficioso y común como el agua del mar.
Según los investigadores que hacen estas afirmaciones, algunos hechos nos pueden hacer reflexionar sobre la importancia del agua del mar:
NUESTRO MEDIO NATURALLa ciencia nos dice que la vida en la tierra surgió del agua de mar y que nuestro cuerpo esta compuesto de agua en un 70%. El agua de mar tiene prácticamente la misma composición que nuestro plasma corporal. Por este motivo nuestra sangre, nuestras lágrimas, la orina, nuestras mucosidades… son saladas.  La casi igual composición del plasma y del agua de mar convierte a esta última en el mejor restaurador de nuestro medio interno cuando éste se deteriora por las agresiones de agentes externos o internos. Supone la aportación de todos los nutrientes que necesita nuestro cuerpo.
 MEDICINA NATURAL- El agua de mar es un antibiótico y bactericida. Elimina las bacterias nocivas respectando a las buenas, en contraposición a los antibióticos farmacéuticos que eliminan indiscriminadamente células beneficiosas y perjudiciales.
- Según afirmaciones del premio Nobel en 1931, Otto Warbürg, nuestras enfermedades se desarrollan en  medios ácidos y pobres en oxígeno y, por lo tanto, “donde hay alcalinidad y oxígeno no puede haber enfermedad, ni cáncer”. Si las zonas internas de nuestro medio interno tienen un pH alrededor de 5, el agua de mar lo tiene de 8.5, con lo cual,tomando agua de mar contribuimos a aumentar nuestra alcalinidad y, consecuentemente, dificultamos el desarrollo de los agentes patógenos.
NUTRIENTEEl agua de mar es un excelente nutriente. Todos los elementos esenciales para la constitución de los carbohidratos, las grasas y las proteínas, imprescindibles para la vida de los organismos, se encuentran en el agua de mar (hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, magnesio, manganeso, sodio, potasio, calcio, hierro, fósforo, flúor, sílice y yodo).
- El agua de mar contiene todos los minerales de la tabla periódica de Mendelyev que permitirán la absorción de las vitaminas imprescindibles en los procesos enzimáticos de la célula
DISPENSARIOS MARINOSLa principal línea de acción de los defensores de las propiedades del agua de mar son los denominados “dispensarios marinos”, centros de distribución de agua marina para la población. Poco a poco se van extendiendo en diferentes partes del mundo.  Su idea es hacer llegar los beneficios del agua del mar a la población.
OASIS MARINOS: EL FIN DEL HAMBRE Y DE LA FALTA DE AGUAEl agua de mar puede tener una función crucial en la eliminación de la hambruna en el mundo. Se sabe que en la costa se desarrollan varias plantas resistentes a la salinidad del mar. Algunas de estas plantas, como la salicornia, están compuestas por proteínas en un 45%. Esto plantea la posibilidad de hacer cultivos (denominados “oasis de mar”) de este tipo de planta que supondrían una fuente de alimentación valiosísima para las zonas con problemas de pobreza con acceso al agua del mar.
Existe en este sentido un proyecto en el Senegal para hacer granjas que utilicen agua de mar. Además, los hogares más próximos a la  costa dispondrán de agua de mar en su red de agua.
UN BIEN ABUNDANTEEl hecho que el 97,5% del agua de la Tierra es salada abre nuevas perspectivas que podrían minimizar la dependencia de la humanidad al escaso 0’5% de agua de ríos (el 2% restante está en los polos).
COMO TOMAR EL AGUAEl agua como nutriente se puede tomar de forma hipertónica (sin rebajar) o isotónica(rebajada en la proporción de tres cuartas partes de agua dulce y una cuarta parte de agua de mar). En el primer caso hay que beberla  a pequeños sorbos mientras que si está rebajada, se tomará en pequeños vasos y de forma espaciada para evitar que la acumulación de sal en el intestino tenga un efecto laxante. Se recomienda la ingesta de una cantidad de un cuarto de litro al día de agua de mar excepto si se tienen problemas renales o de hipertensión. Podemos obtener el agua del mar comprándola o bien recogiéndola nosotros mismos con la prevención ir a un sitio no contaminado (puertos, muelles, desembocaduras de ríos contaminados…).
RECUPERAR LA IDEA DE RENÉ QUINTONEstos conocimientos se basan en la investigación del científico René Quinton. En las últimas décadas y años, varias personas como Laureano Domínguez, Paco Garcia Ondas, Ángel Gracia y Francisco Sánchez luchan por rescatar su legado y para extender el beneficio del agua del mar al máximo de gente posible. Os facilitamos algunos enlaces para ampliar la información acerca de las propiedades del agua del mar, de René Quinton y de asociaciones que están recuperando su legado:
Aquamaris y OMDIMAR (Oasis y Dispensarios Marinos). Asociaciones que impulsa el uso del agua de mar en zonas de escasa producción de alimentos
- Proyecto de OMDIMAR para hacer un oasis marino en el Senegal
“La dieta del delfín”. Libro escrito por Ángel Gracia que defiende que una buena salud se basa en la nutrición el ejercicio y la mente y sitúa al agua del mar en un sitio central en la nutrición.
“Como beber agua de mar”. Libro ameno y práctico escrito por Mariano Arnal, gerente de Aquamaris

Teràpies energètiques, hores concertades via email ferrermas10@gmail.com o per telefon 659 949 515 Rosa

Alimentos Refinados y problemas de salud


Es uno de los procesos más antiguos que realizó el hombre, en su afán por disponer de alimentos más “pulcros y puros”. Inconscientemente es algo que practicamos en casa cuando, por ejemplo, hacemos un jugo y obtenemos un líquido, incluso lo pasamos por el colador, “evitando” de ese modo la materia sólida o fibrosa de la fruta, sinérgica con el jugo.Según la Real Academia, refinar es “hacer más fino o más puro algo, separando las materias heterogéneas o groseras”. El problema de la refinación moderna es que, en base a sofisticadas tecnologías, hemos accedido a grados de pureza casi absolutos (harina, azúcar, sal). Durante décadas se consideró a esta “pulcritud” como un logro, al cual inicialmente solo accedían las clases altas.
La masificación industrial hizo que los “inmaculados y deseados” refinados traspusieran las barreras sociales y llegasen a los estratos más humildes, en gran volumen y a bajo precio. Sin embargo, esto que puede parecer progreso y benéfica opulencia, se ha convertido en la causa principal de nuestros problemas de salud. Y no solo por carencia de fibra, como veremos luego.
Primero por moda, luego por intereses comerciales, lo cierto es que el blanqueo de los cereales se masificó rápidamente. Un dato que ayuda a comprender por qué se hace: cuando las harinas se elaboran con el grano entero y sin proceso de refinación (integrales) deben consumirse en pocos días por la oxidación de los vitales componentes grasos presentes en el germen de la semilla. En cambio las harinas refinadas pueden ser almacenadas durante meses sin problemas, dado que han sido privadas del germen, precisamente para evitar el enranciamiento de su sensible materia grasa.
La ausencia de fibra, principal víctima de la refinación, además de generar estreñimiento, provoca otro efecto más grave para la salud y el estrés: el incremento de la velocidad con que los azúcares pasan a la sangre. Siendo un tema complejo, podemos sintetizarlo diciendo que la fibra cumple la función de reducir el ritmo de transferencia de los azúcares al flujo sanguíneo.
El término fibra es mucho más amplio que el salvado celulósico (fibra insoluble) y abarca cantidad de compuestos solubles en agua (fibra soluble) que cumplen el benéfico y fisiológico efecto “amortiguador”, que evita los picos de glucosa en sangre. La diferente reacción del cuerpo frente a un jugo centrifugado (sin fibra) y a una zanahoria masticada (con fibra) es ejemplo elocuente. Imaginemos lo que sucede en una dieta moderna, totalmente basada en carbohidratos refinados.
La abundancia de azúcar en sangre, desencadena una serie de reacciones hormonales y glandulares, necesarias para su compensación. Estas complejas reacciones, más conocidas a partir del término “resistencia a la insulina”, estresan y agotan ciertas glándulas endocrinas, como el páncreas y las suprarrenales, creando desórdenes que afectan al cuerpo (inflamaciones, retención de líquidos, rigidez) y a las emociones (ansiedad, irritabilidad, hiperactividad, depresión) [1].
Con el tiempo, esto se convierte en factor causal, tanto de diabetes (exceso de glucosa en sangre), como de la poca diagnosticada hipoglucemia (carencia de azúcar en sangre). Mientras el primer problema es detectable, el último pasa desapercibido para la medicina tradicional, pero afecta a la mayor parte de la población.
LAS CARENCIAS
El problema de los refinados no es solo la eliminación de la fibra, sino la pérdida de vitales nutrientes (vitaminas, minerales, enzimas), a lo cual se suma la adición de blanqueadores, mejoradores químicos… y ahora la adición de suplementos nutricionales.
El mismo proceso de la refinación genera la fragmentación de sus componentes y la degradación de los mismos por efectos del procesamiento (oxidación, desmembrado, etc.). Como consecuencia se pierden o inactivan infinidad de nutrientes.
El magnesio, mineral clave para el organismo, es un claro ejemplo de la generación de carencias a través del alimento industrializado. Ya resulta carente en los productos agrícolas por el empobrecimiento de los suelos de cultivo. Luego la industria le asesta el golpe de gracia, eliminándolo en la refinación de las harinas (se va con el germen), la sal (la ley exige pureza en cloruro de sodio), el azúcar (se desecha con la melaza)…
La sal es otro buen ejemplo del empobrecimiento cualitativo: de los 80 elementos presentes en el plasma marino, a la mesa llegan solo dos (cloruro de sodio) [2]. Y esto no se resuelve con suplementos, ya que los minerales requieren del sinergismo de los demás nutrientes que la Naturaleza combina en los alimentos íntegros.
El metabolismo del calcio es buena muestra de ello, ya que requiere 23 nutrientes sinérgicos en equilibrio para su correcto arribo a la estructura ósea: minerales (fósforo, magnesio, manganeso, cinc, cobre, boro, silicio, flúor), vitaminas (C, D, B6, B12, K), folatos, ácidos grasos esenciales y proteínas. Excesos y defectos tan habituales en la alimentación refinada, generan incorrecta calcificación… y no justamente por falta de calcio.
En un intento por “emparchar” esta pauperización nutricional, últimamente se ha legislado para obligar a “fortificar” las harinas con adición de minerales y vitaminas. Obviamente la industria utiliza elementos de síntesis química (el caso del ácido fólico, tan recomendado para embarazadas), cuestionados por un reciente estudio británico [3]. Mientras los folatos naturales se metabolizan sin problemas en el intestino, el ácido fólico sintético se metaboliza en el hígado, órgano que posee una capacidad limitada de asimilación. Estos excedentes no procesados pueden dar lugar a problemas cognitivos, tumores intestinales, desórdenes nerviosos y mala absorción de cinc.
En el caso de embarazadas, se ha fijado un límite máximo de 0,4 mg diarios, mientras que todas las harinas se suplementan con 2,2 mg por kg. O sea que con 180 g de harina común se estaría en el límite de consumo diario aconsejado, sin tomar en cuenta los suplementos farmacológicos. Tampoco se toma en cuenta que esas cantidades llegan a niños, ancianos y otros grupos de riesgo… Lo cual explica el porqué del término “emparchar” usado al inicio.
REFINADOS ENCUBIERTOS
El término refinados es muy amplio, si tenemos en cuenta la gran cantidad de productos que abarca. Al hablar de refinados, es obvio pensar en los alimentos “blancos”: sal blanca, azúcar blanca, harina blanca, arroz blanco, féculas… Pero también debemos incluir los aceites procesados, las margarinas (ó aceites vegetales hidrogenados), el jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), los edulcorantes no calóricos, los conservantes, los aditivos sintéticos
Sin embargo la lista se hace mucho más amplia. También debemos estar atentos a la gran cantidad de productos que se elaboran en base a estos refinados: gaseosas, panificados, helados, golosinas, pastas, galletas, copos de cereales, chocolates, jugos en polvo, flanes, productos “light” ó “cero”, derivados lácteos, bebidas, papas fritas, snacks
Más allá del alto volumen y la pésima calidad de grasas y azúcares, en este grupo nos encontraremos con grandes cantidades de almidones mal procesados. Generalmente las harinas y féculas no poseen la correcta humectación y cocción, a causa de los “eficientes” procesos industriales, igualmente “eficaces” a la hora de colapsar la función hepática.
REFINADOS EJEMPLARES
Una vez más, vale remarcar que el daño de los refinados está dado por su consumo regular, masivo, abundante y cotidiano. Los ingerimos 365 días al año y hasta 5 veces por día, sin tomar consciencia de ello. Basta fijarnos en un restaurante, en un comedor o en un frigorífico familiar.
Las gaseosas son un buen ejemplo para visualizar que significan los refinados. Las estadísticas nacionales de consumo, similares a otros países americanos como Méjico, hablan de un litro diario por habitante. Habida cuenta que no todos tomamos gaseosas, esto implica valores individuales aún más altos. Pero conservadoramente, pensemos solo en lo que ingerimos con un litro de gaseosa.
Se han llegado a encontrar hasta 110 gramos de azúcar por litro. Pruebe esa cantidad de azúcar en agua: verá que la vomita, al no soportar tanto sabor dulce. Por ello se le adicionan unos 115mg de sal (cloruro de sodio), a fin que el dulzor sea tolerable. Y luego vienen los demás ingredientes: ácido fosfórico (corrosivo), colorantes y una serie de aditivos químicos nada saludables.
Para colmo, esa cantidad de azúcar no es sacarosa, sino un endulzante más barato e insano: el jarabe de maíz de alta fructuosa óJMAF, obtenido por hidrólisis del almidón de maíz. Dado que la fructuosa es el azúcar de las frutas, mucha gente cree que el JMAF es saludable, e incluso se recomienda a diabéticos. Pero la realidad es otra. Al comer frutas, la fructuosa ingresa al cuerpo acompañada de fibra y otros fitonutrientes del fruto, que modulan y amortiguan su paso al flujo sanguíneo.
Al consumir JMAF refinadono hay “freno” y se observa una rápida absorción a nivel celular, convirtiéndose en una fuente incontrolada de carbono, que a su vez se transforma en colesterol y triglicéridos. Esto da lugar a la génesis del “hígado graso” [1], dado que la fructosa en un azúcar que se metaboliza a nivel hepático. Otro problema esencial del JMAF es que su ingesta no activa los controles cerebrales de saciedad (como ocurre con otros azúcares), por lo cual su consumo genera más apetito.
Los copos de maíz representan otro ejemplo de alimento refinado “modelo”. Considerado por muchos como saludable fuente de cereales para el desayuno, la realidad nos dice otra cosa. Los copos se obtienen a partir de harina de cereales refinada, con escaso remojo ybreve cocción (proceso de “salpicado” sobre planchas eléctricas calientes), lo cual genera la crujiente estructura amilácea que consumimos en crudo.
Pero lo “fuerte” de los copos está en el azúcar: hay cajas que llegan a tener 46 gramos de azúcar cada 100 de producto (casi la mitad de su peso). Y 100 gramos de copos son rápidamente devorados en un tazón de desayuno. Además podemos encontrar hasta 3 gramos de sal (cloruro de sodio) en dicho tazón, lo cual supone la máxima ingesta diaria recomendada para niños de 6 años. Y todavía falta la lista de margarinas, colorantes, emulsionantes y demás aditivos químicos [2]. Todo ello, unido a una publicidad que induce al consumo infantil por medio de juguetes y personajes de ficción. Esto fue denunciado por la organización Consumers International, que encontró elevado contenido de azúcar en envases de todo el mundo (40% en Brasil, 39% en Italia, 38% en Argentina) [3], cuando esos valores no deberían estar por encima del 15%.
Otros alimentos cotidianos con fuerte carga de refinados son los polvos para chocolatadas (75% de azúcar), las gelatinas (95% de carbohidratos refinados) y los helados. Estos últimos acaso más peligrosos por su alto volumen de consumo; en helados encontramos desde un 35% de azúcar a nivel artesanal, a índices mayores a nivel industrial.

Teràpies energètiques, hores concertades via email ferrermas10@gmail.com o per telefon 659 949 515 Rosa

dimecres, 14 de novembre del 2012

Consejos para una dieta alcalina



Ácidos buenos y malos

Claro que no todos los ácidos son malos. En nuestros alimentos hay ácidos beneficiosos y otros perjudiciales. 

Entre los beneficiosos podemos citar a los frutales. El caso de los ácidos: cítrico, málico, tartárico, fumárico, etc. Estos ácidos orgánicos débiles, una vez metabolizados en el organismo se combinan con minerales (sodio, calcio, potasio) y dan lugar a sales minerales, carbonatos y citratos (elementos que tienen la capacidad de fluidificar y alcalinizar la sangre) o bien se oxidan en la sangre y son eliminados del organismo como anhídrido carbónico, activando a ventilación pulmonar. He aquí la explicación del efecto del limón, cuyo jugo ácido es utilizado para la hiperacidez de estómago.

En cambio otros ácidos -como el oxálico, el benzoico, el tánico- pueden no ser tan buenos para el organismo. El oxálico (presente en acelgas, espinacas, cacao y remolacha), además de su acción acidificante, disminuye la absorción de calcio y daña los riñones. El ácido benzoico (presente en las ciruelas) está contraindicado en gota y reumatismo. El ácido tánico (café, té negro, vino tinto, fruta verde o poco madura) está acusado de precipitar la pepsina clorhídrica y bloquear o limitar la digestión de las proteínas.
 Esto no quiere decir que debamos rechazar las verduras citadas (sobre todo la alcalinizante remolacha), pero sí moderar el uso si se es propenso a la problemática citada.

Definitivamente nefastas para el organismo resultan las bebidas gaseosas, hoy omnipresentes en la cotidianeidad alimentaria. Los azúcares de por sí generan ácidos en su proceso metabólico (ácido acético). A ello se agregan los aditivos acidulantes (ácido fosfórico) y el ácido carbónico, generándose un cocktail dañino, que se potencia con los grandes volúmenes de consumo diario.

Párrafo aparte para los ácidos presentes en carnes, embutidos y lácteos (úrico, láctico, butírico, nítrico, sulfúrico). Como decíamos al principio, toda desintegración de células animales -de nuestro propio cuerpo o de alimentos animales- deja un residuo tóxico y ácido. Estos residuos, además de consumir bases para poder ser neutralizados en la sangre, deben ser luego eliminados del organismo. 

En la juventud, el buen funcionamiento de los órganos de eliminación (principalmente riñones y piel), hacen que los ácidos sean eliminados satisfactoriamente. Pero con el correr de los años, al acentuarse los efectos nocivos de la acidificación en el organismo, estos órganos pierden eficiencia.
Al no poder ser eliminados del organismo, el ácido úrico y otros residuos metabólicos de naturaleza ácida, son retenidos fundamentalmente por el tejido conjuntivo, así como por los huesos y cartílagos del cuerpo, con el objetivo de retirarlos del flujo sanguíneo y poderlos eliminar más adelante. 

Esto sirve de origen a dolencias tales como: artritis, artrosis, reumatismo, fibromialgia, enfermedades del corazón, de los nervios, ciática, alergias, eccemas, herpes, urticaria, asma, nefritis, hepatitis, cálculos, arteriosclerosis y un estado de enfermedad latente pronto a manifestarse.
Las consecuencias que tiene para la salud una acumulación persistente de residuos o escorias (que el organismo debería eliminar y no puede), son funestas. Según la naturaleza de cada persona, comenzarán a presentarse a corto plazo los primeros síntomas del padecimiento de una u otra enfermedad (signos de alarma), que variarán según cuales sean los tejidos u órganos afectados.


Una alimentación pobre en bases entorpece el normal proceso de combustión en los tejidos celulares, dando lugar a la formación de estos residuos de naturaleza ácida, muchos de los cuales no pueden ser eliminados por la orina. Aportando una alimentación rica en bases y/o disminuyendo el contenido proteico, posibilitamos una eliminación masiva de estos desechos, depurando así el organismo.

Todo esto nos permite comprender que aún una dieta que excluya la carne (vegetariana) puede no ser ideal y puede resultar acidificante si se consumen en exceso: huevos, quesos, legumbres, oleaginosas, cereales refinados, café, té, chocolate, gaseosas y azúcar blanca
En una clásica expresión que oímos de mucha gente, se puede advertir este involuntario pero grave error de concepto. "Pero si como sano; no como carne; como acelga hervida, un poco de queso, fideos, tomo té negro con galletitas y mermelada..." ¡¡¡O sea, todos alimentos acidificantes!!!


Para finalizar, debemos considerar otros perjudiciales ácidos no alimentarios, presentes en nuestra jornada cotidiana y que colaboran con la acidificación corporal. Nos referimos al ácido nicotínico del tabaco, el ácido acetilsalicílico de los analgésicos, el ácido clorhídrico que genera el estrés y los ácidos provenientes del smog y la contaminación ambiental. 
También debemos tener en cuenta los ácidos generados en la mala función intestinal, a raíz de los procesos de putrefacción y fermentación.


Consejos para una dieta alcalina

Ante todo debemos hacer del comer, un acto consciente. El estrés, las obligaciones y las tensiones, han provocado la transformación de nuestra nutrición en algo mecánico o apenas placentero.
 Nuestros problemas de salud -que todos arrastramos, como consecuencia de años de errores- nos deben servir como incentivo para que comencemos a modificar nuestros hábitos, prestando atención a qué y cómo comemos.

Tampoco es cuestión de caer en extremismos y andar contabilizando y estudiando cada cosa que llevamos a la boca. Pero sí comenzar a mejorar la calidad de nuestra nutrición y en definitiva la calidad de vida.

 Atender al equilibrio ácido-básico de nuestro organismo nos permitirá eliminar una gran cantidad de síntomas, muchos de los cuales ya los consideramos normales, de tanto convivir con ellos.

El éxito del cambio de actitud se basa en el gradualismo. Teniendo noción sobre que alimentos son acidificantes y cuales alcalinizantes, es bueno comenzar a modificar la ecuación de nuestra ingesta diaria.

 Proponerse inicialmente un 2 a 1 (dos partes de alcalinizantes por cada parte de acidificantes) para luego llegar a un óptimo 4 a 1. No tener miedo a exagerar con los alimentos alcalinizantes. Ya vimos que el problema esta dado por el exceso de ácidos. De haber exceso de bases -cosa muy poco probable en organismos recargados de desechos- hay siempre en la sangre grandes cantidades de anhídrido carbónico para neutralizarlos.


También es importante que cada persona adecue la alimentación a su realidad orgánica, social y laboral. Las personas nerviosas, delgadas, friolentas, alérgicas, con dolores articulares, neuralgias, con tendencias a caries, cálculos u osteoporosis; obviamente tendrán mayores necesidades de alcalinización. Así como no todos somos iguales, tampoco todas las épocas del año exigen los mismos nutrientes.


Lo importante es basarnos en el abundante consumo de frutas (de estación y bien maduras) y verduras (crudas, cocinadas al vapor o consumidas con su agua de cocción en forma de sopas). Hacer mucho uso de col blanca (cruda), zanahoria, apio, patata,  nabos, hojas de ensalada, berenjenas, pepino y tomate. Las algas, por ser verduras marinas, corresponden a este grupo y son muy alcalinizantes debido a su riqueza en minerales básicos (magnesio, calcio, sodio, potasio).
 Entre las frutas, usar: limón, caqui, cereza, manzana, melón, sandía, naranja, mandarina, pomelo, albaricoque, piña, banana, melocoton, pera, arándano y uva.


Demás esta decir la importante que es consumir frutas y verduras de cultivo natural silvestres, dada la mayor acidez que generan los cultivos industriales. Esto puede parecer difícil en las grandes ciudades, pero es bueno insistir en la búsqueda de productores ecologicos.


Usar los cereales menos acidificantes (arroz, trigo sarraceno) o alcalinizantes (quinoa, mijo o cebada).

 Entre las frutas secas preferir almendras, dátiles, uvas pasa y castañas. 

Dentro del grupo de legumbres, las judias blancas, negros y azuki resultan ser los más alcalinizantes.

 Como endulzante preferir la miel de abejas, stevia o el azúcar mascabo integral.

A nivel hierbas, se destacan como alcalinizantes: el diente de león, la bardana, la ortiga, la congorosa, el incayuyo y el té verde. También hay hierbas de marcado efecto depurativo como el mil hombres, el palo azul, la espina colorada, la ulmaria o la zarzaparrilla.


La macrobiótica tiene muchos alimentos alcalinizantes (tal vez poco difundidos entre nosotros). Nos referimos a la salsa de soja (no pasteurizada), el sésamo, la raíz de bardana, las algas, la judia aduki (protector de la importante función renal), el té de banchá, la raíz de loto y las ciruelas umeboshi.
Todo esto no quiere decir que debamos dejar totalmente de lado los alimentos "acusados"como acidificantes; simplemente debemos ingerirlos balanceados por los alcalinizantes. Es el caso de las legumbres (lentejas, arvejas, garbanzos, soja, arveja), los cereales clásicos (trigo, avena, centeno), los huevos, el pescado o las semillas oleosas (nueces, maní, pistachos, girasol, aceitunas).


Por último, una recomendación importante. También se ha demostrado que el exceso de alimento es causa de acidificación corpórea. O sea que hay una razón más para que nos nutramos con moderación y al simple efecto de saciar necesidades básicas. Algo difícil de lograr cuando el alimento se convierte en una descarga emocional o, peor aún, en una adicción.


 COMO ALCALINIZAR ALIMENTOS: EL METODO DEL DR. SACK
El sistema se basa en la utilización de Caldo de Repollo (CR), que se obtiene hirviendo una hoja de repollo blanco o verde claro, nunca colorado, en un litro de agua. También puede utilizarse Agua Bicarbonatada (AB) que se prepara diluyendo media cucharadita de bicarbonato de sodio en un litro de agua. El Caldo de Repollo (CR) no altera el sabor de los alimentos. Nunca usar recipientes de aluminio. He aquí las indicaciones para cada elemento:
Leche: Hervir 15' con una hoja de repollo blanco.
Manteca: Remojar el pan de manteca troceado durante 72 hs en CR o AB, cambiando el líquido cada 24 hs.
Requeson: Remojar en CR o AB durante 1 hora.
Quesos duros: Remojar tajadas de 4 cm en CR o AB durante 6 hs.
Dulce de membrillo: Hervir 15' en CR.
Frutas desecadas aceitunas: Remojar 6 hs en CR o AB.
Semillas: Remojar sin cáscara 6 hs en CR o AB.
Chocolate: Remojar de 1 a 6 hs según el espesor.
Legumbres secas: Remojar 6 hs en CR o AB, enjuagar y cocinar en agua natural.
Verduras: En caso de acelga o espinaca, cocinar en CR ó en agua con una hoja de repollo, ó remojar 3 horas en AB y cocinar en agua natural.
PatatasCocinar en CR ó agua con una hoja de repollo. Para freír, remojar una hora en CR o AB. Para el horno, remojar 3 hs en CR o AB.
Cereales pastas: Cocinar en CR.
Huevos: Remojar con cáscara una hora en CR o AB.
Aceites refinados: Colocar una cucharadita de bicarbonato de sodio en la botella, agitar bien y dejar luego 24 hs en reposo. El bicarbonato neutraliza los vestigios de ácidos y solventes utilizados en la industrialización, formándose en el fondo de la botella un sedimento (la reacción del bicarbonato sobre los ácidos) que no debe ser utilizado.




Extraído de: Libro “Cuerpo Saludable” - Néstor Palmetti  





Teràpies energètiques, hores concertades via email ferrermas10@gmail.com o per telefon 659 949 515 Rosa


El equilibrio acido -alcalino a nivel celular



Dado que la química corporal genera infinidad de reacciones y exigencias específicas, intentaremos comprender aquí como funciona el mecanismo base del equilibrio ácido-alcalino a nivel celular. 
Los trillones de células que componen nuestro organismo, necesitan alimentarse, eliminar residuos y renovarse constantemente. A fin de satisfacer esta exigencia vital, la sangre cumple dos funciones vitales para el correcto funcionamiento celular: llevar nutrientes (sobre todo oxígeno) y retirar los residuos tóxicos que genera la transformación (metabolismo) de dichos nutrientes. A nivel celular se produce una especie de combustión interna, que libera calor corporal. Los residuos que se originan en este proceso de combustión, son de naturaleza ácida y deben ser evacuados del organismo mediante la sangre, a través de las vías naturales de eliminación (hígado, riñones, pulmones, piel).

Para cumplir eficazmente dicha tarea, y por otra cantidad de razones orgánicas, el plasma sanguíneo debe mantener a ultranza un ligero nivel de alcalinidad. El pH de la sangre puede oscilar en un estrecho margen: entre 7,35 y 7,45. Al transgredir estos límites, la sangre pierde capacidad de almacenar oxígeno en los glóbulos rojos y también pierde eficiencia en la tarea de eliminación de los residuos celulares. En pocas palabras, la sangre no nutre y no limpia las células, génesis profunda de cualquier enfermedad. Para dar una idea del estrecho margen de maniobra del pH sanguíneo, digamos que al descender de 7 se produce el coma diabético y la muerte.

Cuando se incrementa el nivel de acidez sanguínea, varios mecanismos buscan reestablecer este vital equilibrio. En todos los casos se requiere la suficiente presencia de bases (álcalis) que neutralicen los ácidos. O sea que un eficiente metabolismo celular exige un constante flujo de sustancias alcalinas, con el fin de poder neutralizar los ácidos provenientes del alimento y del metabolismo celular.

En primera instancia, y como mecanismo más simple, la sangre debe obtener suficientes bases de los alimentos. En caso de carencia (tanto por exceso de ácidos circulantes como por deficiencia nutricional de bases), la sangre echa mano a dos mecanismos de emergencia para preservar su equilibrio. Uno consiste en derivar ácidos, depositándolos en los tejidos a la espera de un mayor aporte alcalino. Esto genera reuma, problemas circulatorios, afecciones de piel, etc.
 El otro mecanismo es recurrir a su reserva alcalina: las bases minerales (calcio, magnesio, potasio) depositadas en huesos, dientes, articulaciones, uñas y cabellos. De este modo, la sangre se convierte en un "saqueador" de la estructura orgánica, con el único objetivo de restablecer el vital equilibrio ácido-básico que permite sostener el correcto funcionamiento orgánico.

Esta lógica funcional es la homeostasis orgánica, que significa “mantener la vida generando el menor daño posible”. Para el organismo, una menor densidad ósea no significa peligro para la vida, pero sí un pH ácido en la sangre. Así funciona el mecanismo de la descalcificación y la desmineralización. Los huesos ceden calcio en forma de sales alcalinas, se hacen frágiles y hay osteoporosis; las piezas dentales se fisuran con facilidad y surgen caries; las uñas muestran manchas blancas y se toman quebradizas; las articulaciones degeneran y hay artrosis; el cabello se debilita y se cae; se advierten lesiones en las mucosas, piel seca, anemia, debilidad, problemas digestivos, afecciones de vías respiratorias, infecciones, sensación de frío, etc.
Normalmente no se asocian estos síntomas con la acidez. 

Un ejemplo es la osteoporosis, clásica enfermedad de acidificación. Sin embargo se la combate inadecuadamente con alimentos (por ejemplo con lácteos) que, por su aporte ácido, agravan el problema. Otro ejemplo es la anemia, cuadro que consiste en la baja capacidad de los glóbulos rojos para suministrar el oxígeno adecuado a los tejidos del cuerpo. Como vimos, esto es consecuencia de la acidificación sanguínea. El sentido común nos indica que frente a osteoporosis y anemia, lo correcto es atacar la causa profunda del problema: alcalinizar el organismo para neutralizar su acidez.

De lo visto, podemos concluir que para permitir el normal trabajo de la sangre y las células,debemos ser cuidadosos en el aporte que realizamos a nuestro cuerpo a través de los alimentos que ingerimos. Por un lado tratando de evitar alimentos (y situaciones, según veremos más adelante) acidificantes, y por otro incrementando la provisión de bases a través de una mayor ingesta de alimentos alcalinizantes. Todo esto complementado por un buen aporte de oxígeno, a través del necesario movimiento, y un correcto funcionamiento de los órganos depurativos encargados de eliminar los ácidos.


La orina como indicador
Dado que los ácidos en exceso son eliminados a través de los riñones y la orina, tenemos allí un modo simple y preciso de verificar que está sucediendo en nuestro organismo. Este método de verificación fue descubierto por el científico húngaro Erik Rucka y desarrollado por la Dra. Catherine Kousmine, investigadora suiza, creadora de un sistema terapéutico basado en la alimentación natural. "Una persona sana y bien equilibrada, que recibe suficiente cantidad de sustancias alcalinas en su alimentación -nos dice la Dra. Kousmine en el libro “Salve su cuerpo!”-tendrá en la segunda orina de la mañana un pH ligeramente alcalino, idéntico al de la sangre. La primera orina no sirve para el control por ser naturalmente ácida, ya que el reposo nocturno sirve para que los riñones eliminen los productos ácidos de desecho". El sistema para verificar este valor es sencillo y se basa en el simple uso de tiras de papel reactivo. Al contacto con unas gotas de orina, el color del papel nos brinda de inmediato el valor.

"Si el control de la segunda orina del día nos da valores próximos a 5 y no ha habido esfuerzo físico de por medio (el ácido láctico también se elimina por la orina), quiere decir que el cuerpo está sufriendo una acumulación anormal de sustancias ácidas o carencia de bases (calcio, magnesio, sodio). Aquí pueden aparecer manifestaciones tan variadas como palidez, dolor de cabeza, dolores reumáticos, neuralgias; todos síntomas que desaparecen en breve tiempo y sin uso de analgésicos, con el simple aporte de sustancias alcalinas (citratos o bicarbonatos). 
La permanencia en valores cercanos a pH 5 está también relacionada con una constante sensación de cansancio injustificado o la aparición de momentos de debilidad improvisa, en los cuales uno se siente completamente vacío. 
Por cierto nuestra vida moderna es muy sedentaria, tiene poca oxigenación y esta basada en una alimentación muy pobre en bases. Por ello es muy fácil sufrir malestares debido a la acumulación de sustancias ácidas. Si hemos pasado un período de excesiva tensión o hemos estado enfermos, el organismo acumula una gran cantidad de sustancias ácidas y para eliminarlas lleva tiempo. A mí me ha sucedido que luego de un período de excesivo trabajo me ha llevado más de un año hacer retornar la orina al valor normal. El control del pH urinario y su normalización, debe formar parte integrante del plan terapéutico de todo tipo de enfermedad crónica".

Además de saber que sucede con nuestra alimentación, este sistema permite monitorear otros aspectos importantes de nuestro equilibrio corpóreo. "Me ha sucedido -dice la Dra. Kousmine-que luego de cinco horas de intenso trabajo en un ambiente poco aireado, el pH era cercano a 5. Pero luego de un paseo de una hora en un parque arbolado, el pH volvía a su valor normal, siendo que estaba ayunando y por tanto no aportaba bases a través del alimento. El resultado fue una sensación de mayor bienestar. Esto significa que una mejor oxigenación permite quemar los ácidos orgánicos, convirtiéndolos en anhídrido carbónico, eliminado luego por los pulmones". Estos conceptos demuestran la incidencia de factores externos a la alimentación(estrés, campos electromagnéticos, contaminación ambiental, sedentarismo, etc.) como causa suplementaria de acidificación orgánica. También pone en evidencia la importancia de la actividad física, no solo para quemar grasas, sino como eficaz complemento de una alimentación alcalinizante.


Visiones pioneras
Según los estudios del Dr. Ragnar Berg -médico sueco fallecido en 1956, pionero en la investigación de la alimentación alcalinizante- un 85% de nuestra dieta debe estar compuesta de elementos ricos en bases (de los cuales una parte debe estar en estado crudo) y sólo un 15% debería estar reservado a los alimentos acidificantes. Si bien Berg combatía los procesos de acidificación con preparados de sales alcalinas y citratos, sostenía que la mejor terapia era la de jugos frescos de frutas y verduras.
Este hecho resulta fácilmente comprobable cuando realizamos un día de ayuno bebiendo solamente jugos de frutas. Al día siguiente sentimos una sensación de alivio general en todo el organismo, ya que estamos permitiendo el proceso de purificación de los residuos ácidos, gracias al aporte exclusivo de bases.
El Dr. Berg determinó que las verduras silvestres poseen mayor cantidad de sales alcalinas que las de cultivo. Esto ha sido confirmado por estudios franceses y alemanes, que demuestran una disminución de estos valores (y de otros nutrientes importantes), inversamente proporcional al aumento del uso de abonos químicos. Ello se debe a la disminución de minerales alcalinos y a la presencia de residuos ácidos. 
También se ha probado experimentalmente que la fruta madurada artificialmente (en cámara) deja de comportarse como alcalinizante en el organismo. Son comprobaciones científicas de la involución cualitativa de la producción industrializada de nuestros alimentos.
William Howard Hay, creador de la dieta Hay que se popularizó en los años 30, sugería una proporción en volumen del 20% en alimentos acidificantes y 80% en alcalinizantes. Arnold Ehret, propulsor de la dieta cruda, sugería eliminar todos los alimentos acidificantes. Paavo Airola, naturópata europeo, sostenía que necesitamos ambos tipos de alimentos, en sintonía con el concepto de balance yin-yang de los orientales.

En nuestro ámbito, el médico rosarino Samuel Sack hizo un aporte interesante al tema del equilibrio ácido-básico, desarrollando una técnica de remojo de alimentos ácidos en soluciones alcalinas (caldo de repollo blanco o agua bicarbonatada). Su sistema se basa en las propiedades alcalinizantes y neutralizantes de ácidos del repollo blanco. Estas virtudes se encuentran mayormente en el repollo crudo y en el agua de su cocción. El remojo de los alimentos en caldo de repollo no altera su calidad ni su sabor, sino por el contrario, facilita su asimilación y transformación en el organismo, influyendo positivamente en el equilibrio ácido-básico. Al hervir, el repollo libera álcalis que pasan al agua y el proceso de neutralización de los alimentos sumergidos en ella se realiza en forma directa.
Este sistema resulta muy útil para personas que realizan una transición de una dieta "normal"a una dieta alcalinizante. A través del repollo (o el agua bicarbonatada) puede neutralizarse gran parte de la componente ácida de quesos, manteca, legumbres, aceites y huevos. Sack sugería usar agua de repollo (o introducir una hojita de repollo) en la preparación de salsas, cocción de pastas, huevos, legumbres y verduras (sobre todo acelga, espinaca y remolacha), así como en el remojo de legumbres, frutas secas y carnes (ver recuadro). También el Dr. Sack recomendaba agregar apenas una hojita de repollo crudo a las ensaladas (en exceso produce gases), desaconsejando en cambio el consumo del repollo hervido.


Alimentos alcalinizantes y acidificantes
Veamos que se entiende por alimentos acidificantes y alcalinizantes. Nuestros nutrientes (como todos los elementos de la naturaleza) tienen distintos grados de acidez o alcalinidad. El agua destilada es neutra y tiene un pH 7.
 Básicamente todas las frutas y verduras resultan alcalinizantes. Si bien la fruta tiene un pH bajo (o sea que resulta ácida), debemos evitar una generalizada confusión: no es lo mismo la reacción química de un alimento fuera que dentro del organismo. Cuando el alimento se metaboliza, puede generar una reacción totalmente distinta a su característica original. Es el caso del limón o de la miel. Ambos tienen pH ácido, pero una vez dentro del organismo provocan una reacción alcalina. Distinto es el caso de las células animales. Tanto la desintegración de nuestras propias células como la metabolización de productos de origen animal, dejan siempre un residuo tóxico y ácido que debe ser neutralizado por la sangre.

Así vemos la diferencia básica entre un alimento de reacción ácida (que obliga a robar bases del organismo para ser neutralizado) y un alimento de reacción alcalina (que aporta bases para neutralizar excesos de acidez provocados por otros alimentos o por los propios desechos orgánicos del cuerpo). A fin de servir como referencia didáctica, veamos la tabla que expresa en grados de acidez o alcalinidad, la reacción metabólica de ciertos alimentos en el organismo humano
Esta información es muy interesante a título orientativo, pues nos permite comprender cómo funcionan ciertos alimentos en nuestro cuerpo.

ALIMENTOS DE REACCIÓN METABÓLICA ALCALINA
ALIMENTOS DE REACCIÓN METABÓLICA ÁCIDA
Uvas pasas23,7Panceta de cerdo28,6
Judias blancas18,0Pollo hervido20,7
Almendras12,0Pavo asado19,5
Dátiles
11,0
Carne de ternera
13,5
Remolachas
10,9
Cacauete
11,6
Zanahorias
10,8
Clara de huevo de gallina
11,1
Apio
8,4
Salmón fresco
11,0
Melón
7,5
Caballa fresca
9,3
Albaricoque
6,8
Galletitas crackers integrales
8,5
Pomelos
6,4
Nueces
8,4
Col
6,0
Pan de harina de trigo integral
7,3
Tomate
5,6
Queso de vaca
5,5
Limón
5,5
Requeson de vaca
4,5
Manzana
3,7
Manteca de cacauete
4,4
Calabaza
2,8
Pan de harina de trigo refinado
2,7
Nabo
2,7
Arroz blanco hervido
2,6
Uva fresca
2,7
Fideos refinados hervidos
2,1
Valores que indican grado de alcalinidad y acidez. Tabla elaborada por Bridges y modificada por Cooper, Barber y Mitchell


También los minerales juegan un rol importante en el comportamiento acidificante o alcalinizante de los alimentos y ello nos permite hacer una elección más consciente.
 Por lo general resultan acidificantes aquellos alimentos que poseen un alto contenido de azufre, fósforo y cloro. En cambio son alcalinizantes aquellos que contienen buena dosis de calcio, magnesio, sodio y potasio.

En general los cereales generan desechos ácidos al ser metabolizados: ácido sulfúrico, fosfórico y clorhídrico. Esto resulta más marcado en el trigo y el maíz (los indígenas americanos remojaban el maíz en agua de cal).
 El mayor contenido en minerales alcalinos hace que otros cereales resulten más alcalinizantes: mijo, cebada, quinoa, trigo sarraceno. El arroz integral es considerado como neutro en la dietética oriental. 

Por su parte las legumbres y las semillas son ligeramente acidificantes por su contenido proteico, aunque no todos por igual, con excepciones como las almendras y las judias  blancas, aduki y negros.

 Los lácteos son elementos acidificantes, aunque la leche fresca sin pasteurizar sea ligeramente alcalina. La pasteurización acidifica la leche y por tanto a todos sus derivados.

Mientras la dietología clásica y la ciencia de la alimentación no dan importancia o ignoran totalmente esta distinción, en una Nutrición Consciente es muy importante conocer la reacción de los alimentos. 

Además es importante tener en consideración  otros aspectos que tienen que ver con la preparación misma de las comidas. Por ejemplo: se ha demostrado que un 40-60% de los elementos minerales y un 95% de las vitaminas y bases se pierden en el agua de cocción de las verduras. 
Resulta entonces que el alto contenido de bases que poseen las verduras -y que resulta tan útil para el equilibrio sanguíneo- se desvaloriza. Incluso las verduras llegan a presentar naturaleza ácida cuando se tira el agua de cocción (clásico ejemplo de acelga o espinacas).
De allí la importancia del sistema oriental de cocer las verduras al vapor en cestas de acero o bambú, o sea sin que estén en contacto directo con el agua. 

También comprendemos el alto valor terapéutico de los caldos, que conservan todo el contenido alcalino de las verduras y que resultan tan equilibrantes en, enfermos y convalecientes.

Lamentablemente la acidosis (disminución de la reserva alcalina en la sangre) se está convirtiendo en una enfermedad social que provoca grandes problemas y que generalmente no se diagnostica. Sin embargo nadie se preocupa por advertir sobre el problema. Por el contrario, el bombardeo publicitario incita al consumo masivo de productos industriales, que resultan altamente acidificantes

Dejemos de lado (por lo obvio) carnes y hamburguesas, que muchas personas logran disminuir o evitar. Gaseosas basadas en azúcares refinados y compuestos acidulantes; bebidas alcohólicas, alimentos elaborados con cereales, grasas y azúcares refinados; lácteos industrializados y especialmente quesos; aditivos alimentarios, conservantes… forman un explosivo cocktail que se ingiere los 365 días del año, varias veces por día y en grandes cantidades.